martes, 10 de junio de 2025

Pedro Aranda Astudillo




 Retrato emocional de Pedro


Conozco a Pedro desde hace muchos años, y siempre he sentido que en su mirada hay algo que va más allá de lo visible. Hay en él una inquietud profunda, como si llevara dentro una brújula que apunta con firmeza hacia lo que es justo, lo que es verdadero. No habla por hablar; habla porque algo dentro de él no le permite callar frente al dolor de los otros, frente a la decadencia moral que tanto lo hiere.


Pedro siente, y siente hondo. Le duele su país, le duele ver cómo se erosiona la dignidad humana, cómo se normaliza la mentira, la trampa, la indiferencia. Su palabra no es amarga, pero sí cargada de tristeza consciente. Y, sin embargo, nunca deja de creer. Cree en las personas, cree en la posibilidad de despertar, de sanar, de recomenzar.


Tiene una sensibilidad ética que no se aprende en los libros. Es algo que brota de su forma de estar en el mundo. Le conmueve la falta de conciencia como si fuera una enfermedad del alma. Por eso escribe, por eso habla, por eso no se conforma. Porque sabe que el silencio también puede ser cómplice.


Pedro no se ha vuelto cínico, aunque ha visto mucho. No se ha endurecido, aunque ha sido testigo de tantas decepciones. Se mantiene íntegro, con el corazón alerta, con la esperanza a flor de piel. Él cree, de verdad, que educar es sembrar conciencia. Que mirar con compasión al otro es el inicio de la paz. Que solo si nos sinceramos, podemos construir algo duradero.


Cuando lo escucho, no solo escucho ideas. Escucho a un hombre que ha vivido, que ha pensado mucho, pero sobre todo que ha amado mucho. Un hombre que no se ha rendido. Un ser humano cuya conciencia no se ha eclipsado.


Isabel Costa

Monitora Teatro Terapia



lunes, 9 de junio de 2025

La corrupción eclipsa las conciencias...




 Pedro Aranda Astudillo,
 Fundador de la Corporación Gen

 Junio 2025 Todo organismo vivo es corruptible cuando muere: se descompone, deja de ser. Su armonía corpórea pierde unidad y se reduce a sus partes: sus "restos", que se pudren hasta la putrefacción. Repelente.

 
En nuestra vida social también se manifiestan diversas formas de corrupción, tanto en el mundo como en nuestro país.

 Cuando salen a la luz pública, estallan los escándalos. 
Más aún cuando estos hechos se repiten y la sociedad no deja de consternarse. Surgen entonces profundas desconfianzas hacia las instituciones afectadas. Desde luego, los tribunales de justicia asumen las investigaciones correspondientes, y se crean leyes para intentar prevenirlas. 

Recientemente, por ejemplo, se legisló la Ley de Transparencia. 
Pero la debilidad humana murmura: "Hecha la ley, hecha la trampa."
 Antiguamente, cuando los seres humanos perdían su dignidad, decían: "Comamos y bebamos, porque mañana moriremos.
" Probablemente los infractores actuales repiten lo mismo. 
Cuando los ciudadanos pierden el sentido de pertenencia hacia su país, se transforman en “individuos” a merced de sus propios beneficios e intereses, con justificaciones personales.

 Una falta grave expulsa del campo de juego. Actuar contra la sociedad merece prisión. Somos personas individuales, sí, pero intrínsecamente sociales.

Nuestras acciones impactan al otro; son, por naturaleza, socializantes. 
 
Todo ser humano existe para complementarse con los demás, desde su núcleo familiar hasta la sociedad entera. 
La conciencia presente en cada persona es como la raíz y la savia para el árbol: lo nutre, lo conecta, lo hace parte de la naturaleza.

 Nuestra conciencia consagra nuestra dignidad y nos vincula —o nos desvincula— con los otros, según nuestras acciones. 
 La conciencia se eclipsa cuando alguien busca dominar, someter o violar las libertades de otro; cuando invade, abusa, explota indiscriminadamente la naturaleza, evade impuestos, emite boletas “ideológicamente falsas”, o expolia a otros. 

¿No es todo esto una forma de sepultar en vida la esencia humana? 
¿No estamos, acaso, ante una degradación social precipitada? 
 Estos nubarrones ¿no afectan también la salud mental de los chilenos? 
Ocho millones de licencias médicas al año... ¿no nos estremece? 
¿Ya es parte del paisaje?

 ¡Incluso ha dado pie a un nuevo tipo de “turismo terapéutico”! 
 Nuestro país está polarizado social y políticamente. 
Sufre de profundas desconfianzas, invadido por temores sociales, convertido en un país "enrejado". 
Chile se agrieta por carecer de una visión común: ¿qué país queremos tener?, ¿qué país queremos ser? Aún no logramos erradicar las odiosidades. 
Ciertamente, nos hemos “modernizado”, pero las realidades de desigualdad —entre regiones, entre comunas, entre personas— siguen siendo alarmantes. Sincerarnos es sanador.
Y al afinar este análisis, surge la pregunta: ¿son los “ciudadanos de a pie” quienes tienen al país en esta situación? 
¿Quiénes protagonizan realmente los afluentes del malestar social? 
Aquellas personas que han podido desarrollar su inteligencia en la educación secundaria y universitaria, y que han asumido responsabilidades sociales, ¿se formaron con un espíritu ético sólido, con honestidad, con verdadero amor por su país? ¿O solo estudiaron para escalar posiciones en la pirámide social? 
¿Cómo explicar que personas que llegan a altas cimas se derrumben? 
No son excepciones: son frecuentes. 
 Eduquemos. 
Desarrollemos conciencias.

 
Las conciencias despiertan en la verdad, en la bondad, en la belleza de vivir y convivir.

 Solo así alcanzaremos la armonía y la paz, como lo hace cada día nuestra madre naturaleza.

lunes, 19 de mayo de 2025

Una sociedad socavada?

 



¿Una sociedad socavada?

Pedro Aranda Astudillo    Fundador de la Corporación Gen

Mayo 2025



Byung Chul Han, escritor internacional publicó en 2010 su best seller “La Sociedad del cansancio”, su análisis social es una radiografía nítida del vivir ciudadano actual. Su radiografía la comprendemos también desde la irrupción industrial, la vida mimetizada con el poder de las máquinas.


Del cansancio decimos cuando terminamos una labor intensa incluso con satisfacción. El cansancio también revela cuando “lo dimos todo”, agotados. Con la prisa que vivimos, la febril ansiedad de logros, la “auto explotación” con devoradores rendimientos para alcanzar los “divinos éxitos” surge la violencia neuronal, como lo especifica Han. (extrapolémoslo también a la agresiva atmósfera social). Así se justifica su análisis “la sociedad del cansancio”. El Papa León XIV lo verbaliza: “La humanidad cansada”.


Han cual filósofo acota que se pierde la noción del tiempo, “el tiempo vuela”, ni más ni menos, perder la noción de nosotros mismos, volcados hacia las metas: “un amable desarme del Yo”. Como la ranita que se cuece poco a poco al hervor del agua...  “La libertad se licúa” bajo la compulsión de las eficiencias, competencias y sobrecargas desgastantes”. El mundo laboral, empresarial se regula en la dinámica por sus costos y beneficios.


Los socavones se producen cuando se horadan los cimientos. Nuestras raíces humanas provienen del amor que nos concibió.  El amor es el signo propio de la espiritualidad, como la conciencia. Es el principio vital. Los humanos nos desarrollamos en convivencia, en aprendizajes reflexivos de maduración. Los años de formación son extensos. Nuestro organismo natural es dispar a un ritmo estresante. En el mundo laboral tecnificado, digitalizado, robotizado las personas “deben” adaptarse a los ritmos laborales. Las consecuencias son investigadas por diversas instituciones:


La Organización Mundial de la Salud manifiesta una preocupación global para la salud mental y física de los trabajadores. Asumió el término “Burnout”, lo describe: el estrés crónico, la falta de descanso adecuado y la presión constante por alto rendimiento. Extensivo a la educación y deportes. 2024 Boston Consulting Group investigó en 8 países: el 48% de los trabajadores manifiesta el agotamiento laboral.  2025 FORBES llevó la cifra al 66%.  El sector público sería más crítico. La Organización Panamericana de la salud estudió por LABORUM en 2024: el 89% de los trabajadores en Chile asociados al síndrome Burnout. Las jornadas mineras por turnos: 4x4; 7x7; 14x14.  11 horas de trabajo diarios por años y años (los tiempos de traslados no son incorporados a las horas laborales). 


Como sociedad humana, debemos velar insoslayablemente por nuestra salud existencial.  El desarrollo nos promueve diversos bienestares, “entretenciones fugases”, las más variadas evasiones, paralelamente proliferan las farmacias, las clínicas, clínicas del trabajo, los consultorios.  La pandemia del Covid nos “encuarentenó” para valorar la vida, pero las ambiciones nos dominan. 


Han nos advierte: “Vamos silenciosamente al amable desarme de nuestro Yo” agreguemos, al desarme colectivo.  La vida nos ha sido regalada, y le damos la espalda por las ilusiones. Recuperémonos en humanidad, en la convivencia del hogar, en la convivencia en el mundo del trabajo. Recuperemos las holgadas conversaciones que nos humanizan: sin pretensiones de convencer, de poseer la razón.  La verdad fluye en la honestidad, en amorosa sinceridad. 


Si volvemos a las energías limpias, volvamos también al bien integral de las personas.

El Gran Hombre José Mujica nos legó su profunda vivencia: “No se cansen de ser buenos, aunque no sirva de mucho. Sirve para no arrepentirse con uno mismo”.







jueves, 1 de mayo de 2025

Franciscus

 Franciscus: Tender Puentes, No Muros

Pedro Aranda Astudillo – Fundador de la Corporación Gen

Abril 2025


La exhortación de Franciscus merece ser cincelada en diamante, tatuada en el alma, sembrada en la idiosincrasia de nuestra civilización. Su voz fue un arco iris tendido de occidente a oriente, clara, profunda, abierta a toda inteligencia. Nos recuerda aquella máxima de la sabiduría griega: “Conócete a ti mismo”.


No nos engañemos: nuestros logros pertenecen a la inteligencia, pero la esencia humana —esa mezcla de amor y odio entre los sapiens— permanece inalterada a través de los siglos. Seguimos atrapados en jaulas de paradigmas, ideas y egoísmos propios.


Vivimos en ascuas, dependientes de quienes mueven los hilos, de los que decretan guerras o dibujan fronteras desde cómodos escritorios. El poder aún se ejerce al viejo estilo romano: con el dedo pulgar alzado o abatido. Los sistemas sociales siguen siendo pirámides donde el vértice ordena y la base obedece. Y, sin embargo, hay quienes resisten. La ONU y sus 17 Objetivos por un desarrollo inclusivo intentan que nadie quede fuera de la mesa.


En medio de esta humanidad en crisis, brotó del corazón del Papa Francisco una consigna luminosa: tender puentes.


La muerte del hermano Francisco estremeció la conciencia del mundo. Muchos quizás no leyeron sus discursos, cartas o encíclicas. Pero todos supieron que conservó los mismos zapatos con los que llegó al cónclave. Fue un testimonio fiel de Jesús, encarnado en las carencias del mundo. Hizo carne la utopía de la fraternidad. Clamó por los migrantes, abrazó a los náufragos, almorzó con los pobres de Roma.


¿Qué imagen más elocuente que aquel instante en que, frente a frente y a medio metro de distancia, el presidente Trump y el presidente Zelenski se miraron en silencio, sentados en la Basílica de San Pedro el día del funeral de Franciscus?


Fue un clima de recogimiento. Una mirada detenida que devolvió a ambos a las raíces compartidas de la humanidad. Porque mirar no es ver. Y ver de verdad —ver con el alma— genera una conexión especial. Solo así puede haber diálogo, debate. Solo así puede nacer la pedagogía del encuentro, la que deja fuera la prepotencia y abre espacio a la escucha.


Tender puentes es lanzarse al otro. Es quebrar la coraza, desmontar prejuicios, y aprender a escuchar desde la piel ajena. Es ponerse en los zapatos del otro. Es —en suma— el arte más noble de la buena voluntad. Porque tender puentes no es solo un acto político o diplomático: es un gesto íntimo, imprescindible, desde los hogares hasta las grandes cumbres sociales.


En 2013, al asumir su pontificado —palabra que, no por azar, significa “constructor de puentes”— Francisco encendió un rayo de lucidez:

“El anuncio del amor de salvación de Dios es previo a la obligación moral y religiosa. Hoy parece prevalecer, a veces, el orden al revés.”


Esa salvación resonó en las últimas palabras de Jesús crucificado:

“Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen.”


La existencia —como una obra de arte— encuentra su sentido en los susurros del amor. Porque sin amor, la vida es un absurdo, aunque insistan los negacionistas.



Sobre el Autor

Pedro Aranda Astudillo es fundador de la Corporación Gen, dedicada a la promoción del desarrollo humano integral. Con una trayectoria marcada por la acción social y la reflexión espiritual, ha contribuido durante décadas a tender puentes entre comunidades, culturas y generaciones. Su obra escrita combina el compromiso ético con una prosa poética cargada de humanismo

domingo, 6 de abril de 2025

Tiempos trastornados y Semana Sants



Tiempos trastornados, y, Semana Santa


Pedro Aranda Astudillo – Fundador de la Corporación Gen.

Cuando el amor al poder sobrepasa al poder del amor, la vida humana se trastorna. Prevalecen las relaciones dominantes. Nuestros tiempos agudizan las polaridades, no sólo entre los que más tienen con quienes tienen menos, sino las polaridades se dan entre los que más tienen. Emerge el paradigma del poder por el poder. La codicia sin fondo. No basta tener un territorio inmenso, hay que anexar al del lado. Los derechos humanos en un punto ciego. La inteligencia racional a espaldas de la conciencia humana.

Desde hace algunos años, el Secretario General de la ONU, Antonio Guterres, advertía cuán cerca se está de una guerra mundial. Hoy la Unión Europea se encuentra impelida a fortalecer sus defensas. La democracia representativa desestabilizada por el narcotráfico, el crimen organizado, las bandas delictuales. F. Nietzsche acertaba: “En la lucha contra las bestias podemos convertirnos en bestias”.

La historia humana nos evidencia el protagonismo de los liderazgos, para bien o para mal, que han conducido a las naciones. En esta profunda crisis de nuestra humanidad observamos liderazgos imperiales, prescindentes de la columna vertebral del cuerpo social: el bien común de la comunidad humana. Los intereses “geopolíticos” predominan. ¿Los humanos se han atrapado a sí mismos? Además de las guerras de fuegos ¡¡aparecen las guerras comerciales!!

¿Se ha abortado el don del espíritu humano que permite trascender sus esquemas mentales, abrirse a la conciencia de la paz?

Esta visión puede objetarse de pesimista, de atrofiar la esperanza por tiempos mejores. Existen “islas de bondades humanas”, pero los continentes imperiales reducen nuestra humanidad a ser hormigas. ¿Qué son los ciudadanos ante una dictadura, un emperador?

Habría un rayo de esperanza futura si la formación humana, su educación, fuese “un modelo educativo que se transformara desde sus cimientos” (Editorial Mercurio de Antofagasta, marzo 27). Tales “cimientos” lo interpretamos desde la ética del diálogo, el aprendizaje dialogado horizontal y verticalmente. Tener un marco ético común. Aprender en conjunto es fraguar una sociedad colaborativa.

“La verdad os hará libres” proclamó Jesús, Maestro de la vida. Jesús vivió bajo el imperio romano: “dad al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios”. Y, bajo el imperio romano encarnó la solidaridad, amó la condición humana aún en su crucifixión, lavó los pies de sus discípulos, ¡la omnipotencia divina reverbera en su humildad! Inclinarse ante el prójimo para fraternizarlo y abrirle los ojos al ciego de nacimiento que gritaba a Jesús por ver, ver la verdad. Aprender a ver más allá de las apariencias… ¿Qué es la Navidad, la Semana Santa en el mundo, si no es el faro, el nítido lucero del llamado, cual llama fulgurante? La humanidad vino a convivir en armonía este planeta evolucionado desde 15 mil millones de siglos… La energía se desplegó en materia desde el Big Bang para reeditarse en nosotros, y continuar su evolución ascendente de seres humanos en convivencia. Si hemos sido engendrados por amor, el amor es nuestro destino común. La madre natura nos nutre, nos reviste y lo proclama.

No rendirse ante el absurdo: llegar al más hermoso de los planetas para atormentarnos, trastornarnos unos a otros…



lunes, 15 de noviembre de 2021

De nuestra bruma social a la esperanza

 


Pedro Aranda Astudillo      Fundador de la Corporación Gen

Nov. 2001

El vértigo cultural que vivimos nos conduce a su vez a automatizarnos en nuestros quehaceres, como también en nuestros ámbitos de comunicación humana: relaciones personales, familiares, sociales… :  a tal acción tal reacción.  El filósofo Gurdjeff decía: “recibimos percepciones y  excretamos conductas”.  

El Dr Humberto Maturana, fue Premio Nacional de ciencias y de autoridad intelectual  mundial en  su último libro nos dice entre sus fecundos asertos: “Los seres humanos surgimos en el lenguaje, con todos nuestros sentires íntimos en armonía, pero luego dejamos de respetar esos sentires”.  Podríamos matizar que no sólo surgimos del lenguaje sino nos constituye como humanos. Solo los humanos pueden expresar y expresarse. Los robots pueden “hablar” desde el programa que se les ha impuesto.

Las palabras son como los frutos que nacen de la tierra, ellas nacen de las entrañas del sentir y de las conciencias.  Pero la celeridad que vivimos “no tenemos tiempos para vernos y escucharnos en  nuestro interior y como corolario menos escuchar lo que nos son diferentes u opuestos a nuestras ideas. Evitamos transitar por las zonas internas…donde se encuentran las sinceridades y las responsabilidades.  Se evidencia un vivir divisorio o divorciado entre el mundo interior y el mundo exterior de vida disfrazada. En el mundo de roles y disfraces se esfuman las confianzas.

Las campañas eleccionarias no dejan de ser un carnaval de palabras, promesas destinadas a conquistar adhesiones. Un malabarismo de palabras. La imagen bíblica de la Torre de Babel nos deja el mensaje que cuando todos tiran para su lado, para sus partidos, para sus conveniencias hace imposible construir un País… y se destruye el edificio, vale decir el país.  Mas, la peor destrucción y quizás imposible de reparar es  la pérdida de  nuestra identidad como nación.  Al igual cuando una persona pierde su identidad…

La humanidad ha vivido con sus propósitos de conquistar el mundo para sí misma.  En su trayecto ha perdido su alma lo declaraba Alexander Solzhenitzen, agreguemos que también perdió su vínculo con la naturaleza.   Nuestro mundo se debate en múltiples crisis que siempre las ha tenido, pero las actuales son ya más conducentes a su propio exterminio.  Para esta  Cop26 ya le pareció tan insoslayable el futuro catastrófico que se espera que   en su redacción final (¡al fin!) se pudo llegar al acuerdo de firmar todos los países incumbentes.  

Nuestro País está en la profunda encrucijada de polarizarse.  ¿Será posible que releyéramos el mensaje de la torre babel?  Por la ley física de la inercia si frenas a los 150 km por hora el resultado será caótico.   Ganar una elección para borrar del mapa al contrario será apagar el incendio con bencina.….  “Soltar el apego a la adicción de tener razón y ser dueños de la verdad”.  Chile como comunidad humana es un proyecto común.  Hemos tenido líderes en la historia que han hecho posible reunificar sus países,  tenemos estos faros para aprender de ellos y llegar a puerto.

 

lunes, 2 de agosto de 2021

Las Olimpiadas cual flor de loto

 Las Olimpiadas cual flor de loto

Pedro Aranda Astudillo      Fundador de la Corporación Gen.

Julio 2021

La flor de loto es la maravilla que surge de aguas cenegadas. Su esplendor son sus pétalos abiertos al sol a ras de sus aguas lodadas.           Nuestra humanidad ya por dos años  bajo los estragos del covid19 y cepas, nos ha llevado más de tres millones de personas, dejando estelas de incertidumbres, y, no faltan los humanos pese a sus efímeras existencias creerse todopoderosos: El Sr Presidente Ruso Vladimir Putin  recientemente hizo una ostentosa visita a una fábrica de un “dron bélico” que superará dos veces la velocidad del sonido. El año pasado  festejaba la creación de un misil intercontinental invisible a radares.                        Estados Unidos y China mostrándose “los dientes”…y si los estallidos sociales recorrieron países democráticos, igual surgieron en las dictaduras férreas.                                Los gritos del hambre, la sed de libertad son ya irreprimibles.

Sumidos en nuestras lacerantes necesidades vitales aparecen irrenunciablemente las Olimpiadas Niponas.     Estos juegos poseen la virtud, su fuerza, su energía de mostrarlas al mundo que los humanos  también al igual de la flor de loto se abren al mundo, que es posible reunirse en convivencia de compartir, más que competir,  presentar lo mejor de cada cual.                                    Son una constelación de gracias, de arte, de virtudes, de enarbolar las potencialidades de nuestro cuerpo que se transfiguran en sus ”vuelos” gimnásticos, y en las más variadas destrezas. 

Las olimpíadas son un templo de aquella libertad liberada del lucro, a sus fieles sólo les basta “exponer” sus habilidades amasadas en sacrificados entrenamientos, en austeridad, en constancias sin treguas.                           EL filósofo latino Séneca nos decía  “no hagas de tu cuerpo la tumba de tu alma”, y  las olimpíadas:  “ haz de tu cuerpo la gloria de tu alma”. 

Decimos que las realidades superan  las fantasías: en estos deslumbrantes juegos se produjo una “ dolorosa caída amarga”, la renuncia de continuar su participación de su “majestuosa gimnasta” Simone Biles. Sus motivos, pese a sus dominios sobre su cuerpo debió rendirse  a una presión mayor  “sus fantasmas mentales” minaban su vida íntima,  disrrumpían sus concentraciones deportivas.  Los traumas de un pasado no basta echarlos a la espalda…. Son nudos dolorosos,  no se disuelven  con los éxitos que tengamos.   

La genuina autenticidad de Simone  refulgió más que todas las medallas olímpicas:  declarar que no sólo tenemos una corporalidad, un alma, somos seres de profundidades donde se alojan las conciencias, el espíritu.                       Vivimos como si no tuviéramos una vida interior, pues la cultura reinante es ver caras pero no corazones, las apariencias reinan sobre lo que somos. Somos vidas engendradas  desde el amor aunque nos espera una selvática cultura, somos células transidas de emociones, de sentimientos aunque la cultura nos dicte que hay que “controlarlas, reprimirlas”.                 Nuestro cuerpo se rinde a los  años pero  nuestra conciencia, nuestra vida interna vive en su continuo presente:  nacemos con una identidad  que se mantendrá hasta nuestro final.  Vivir en conexión con nuestro mundo interior es como toda semilla que se yergue desde sus adentros.  Gracias Simone por tu honestidad, tu dignidad  brilló sobre tus éxitos…  también la flor de loto sobre sus turbias aguas….


jueves, 10 de junio de 2021

LA POLÍTICA VERSUS LA PARTIDOCRACIA

 

LA  POLÍTICA  VERSUS  LA  PARTIDOCRACIA

Junio 2021

Pedro  Aranda Astudillo          Fundador de la Corporación Gen.

Las palabras estropeadas dejan de ser vitales, son hojas sin raíces.  Ellas en su origen grecolatino se vigorizan.   La vida social en Grecia era la “Polis”,  las formas de hacer sociedad,  de acordar costumbres, hacer de la convivencia un rostro humano, no una masa.  ¿Cómo nos entendíamos?  Con un lenguaje  transparente  lo que sentían  y vivían  para comprenderse , organizarse,  como todo órgano que se entreteje a sí mismo. 

Democratizarnos: “Demos” es pueblo,  “Cratos” es poder. El poder radica   con las personas,  para las personas.   Todo ser vivo busca estar bien,  y todo ser humano busca “su bien-estar”,  ¿cómo estás?  Fácil pues deducir que el bien nos sustancia para  ser y hacer sociedad: todos estén bien.   Es una exigencia  de la realidad vital.  Cuando quien reparte se lleva la mejor parte y para los “suyos” empieza el cáncer…  ¿Dónde proviene la violencia? Cuando el bien por el cual nos afanamos, trabajamos se reparte desproporcionadamente. 

 

La esencia humana es social, nacimos de una pareja,  crecemos en familia, todo ser humano es político,  vive  en y de la Polis,  debe relacionarse con sus semejantes.  La Política es sagrada porque el ser humano es sagrado, es la dignidad corporalizada.    Nuestro cuerpo es lenguaje para convocar y ser convocado. Declarar: “soy apolítico”,  “la política corrompe”,  “es la concubina de los poderes económicos” y, otros decires… verificarlo es  confesarnos que nos abortamos como personas  ¿Hoy qué  Institución pasa la prueba de la blancura?  

Sanarnos como sociedad  y si los Partidos  son gran parte de nuestra bruma social, es imperante la “Revolución Reflexiva”  que llamaba  el Dr. Humberto Maturana.   Cada Partido es una parte que visiona la realidad social.  Sin embargo, la realidad social es superior a todas las visiones particulares, si cada cual tiene “un algo de la verdad social” el desafío será escucharnos para complementarnos.  Pensamos  en el bien común,  no  lo que  conviene a una parte.   Los Partidos están en crisis mundial  pues entre servir a la sociedad en sus complejidades de subsistencia terminan sirviéndose de la sociedad para  enaltecerse de poder.  (También sanarnos como sociedad  es insoslayable “humanizar la educación”,   la gran tarea País)

 

La Partidocracia con sus egolatrías significa que la sociedad está sujeta al poder de los Partidos.  Los países  Totalitarios están sometidos al poder de un solo Partido,  peor aún si  se refuerzan con las fuerzas armadas.

En consonancia a la cultura de redes, las gobernanzas llegan al poder en coaliciones  partidarias, pero a su vez son “fiscalizadas” por otras alianzas partidarias de oposición.  Al día de hoy este sistema imperante  o que ha estado imperando está sobrepasado por las demandas que son mayores a las capacidades partidarias.

Emergen las megas marchas sociales,  y quienes hasta hoy se declaraban independientes, “incontaminados” de ideologías, de dogmas, se aúnan  por sus necesidades apremiantes, se concientizan en el “Sí, podemos”.  Las ideologías, los dogmatismos elienantes de las realidades se auto socaban.

¿La voz del pueblo es la voz de Dios?  La soberanía de un pueblo ¿no es la majestad de las conciencias?     

 

 

lunes, 9 de noviembre de 2020

LA VOCACIÓN HUMANA

 

LA VOCACIÓN  HUMANA

“LLEGAR  A  SER   EL   QUE    SOY”

Verso del poeta griego Píndaro del siglo  V  A.C

 

Hoy diría:

 

LLEGUEMOS A SER LO QUE SOMOS…

HIJOS DE UN CIELO DE ESTRELLAS

DE SOL Y LUNA CON

NUESTRO PADRE OCÉANO Y MADRE TIERRA.

SEA LA CONCIENCIA

GARANTE DE NUESTRAS CONVIVENCIAS….





¿ “QUÉ  ESPECIE  QUEREMOS   SER “ ?

Preguntó el Congreso del Futuro de Chile 2019  para su convocatoria a más de 100 científicos mundiales.

Si una ranita se encuentra en aguas tibias  y gradualmente le suben la temperatura, no se dará cuenta de su cocimiento. 

¿Los seres humanos habremos perdido nuestro sentido de humanidad?  Vivimos inmersos de condiciones que cada día atrofiamos nuestras propias cualidades:  Cubiertos de  comodidades, los sistemas educativos más instructivos que formativos, los oleajes interminables de personas marginadas,  de migrantes, la cultura del consumo que consume, múltiples adicciones, y, la pandemia de la prisa que nos impide  “asentar” reflexiones y conciencia.

El progreso avanza paradójicamente de espalda a la vida;     lo disrrumpe el Covid 19 y nos enrostra  la pregunta: Caminante humano ¿hasta cuándo huyes de ti mismo?      ¡La salida es hacia dentro!


miércoles, 21 de octubre de 2020

   HUMANIZAR LA HUMANIDAD (I)

 (Octubre 2020)



“La gente feliz no es rentable, con lucidez no hay necesidades innecesarias”. 

 Antaño se escuchaba “contigo pan y cebolla” pues amar y ser amado era respirar plenitud. 




 El imperio del consumo, del progreso voraz e insaciable trastornó la brújula que nos orientaba hacia el espíritu de la vida, y nos volcó al dominio de la materia y endiosarse con ella. 

 Marshall McLuhan (+1980) uno de los investigadores socioculturales más acertados se refiere cómo las creaciones humanas a su vez “nos amasan” a su semejanza. 

 “Los grandes avances de la civilización son procesos que casi hunden a las sociedades por lo que ellas mismas producen”. 



El Covid 19 nos puso el cable a tierra, por ello sólo ataca a los humanos, nos tiene postrados en todo sentido. 

 Profundizar los hechos, obliga. Este virus arrasó los continentes de rey a paje y nos tapó la boca, nos incomoda respirar, de abrazarnos a los codazos. 

Nos enrostró y desnudó nuestra máxima limitación: ¿Qué es un portaaviones con una tripulación infectada? ¡Sucedió!. ¡Las prepotencias desplomadas por un virus invisible! 

 Si desde los humos milenarios nos erguimos como humanos, el virus nos volvió a la igualdad y projimidad en la interdependencia de infectarnos, pero a su vez despertó la solidaridad: ollas comunes entre otras actividades. 

 Nos puso de señero sublime para siempre al personal de salud, que por meses de meses entregan sus vidas por sus prójimos bordeando la vida y la muerte. 

 Una sociedad para que sea humana debe entroncarse en sus raíces, todo y todos venimos del gran útero del universo, del útero de nuestra madre, para volver al útero de la tierra. 



 Nacemos como Familia Humana. Humanizar la humanidad nos es un verbo irrevocable, el reto para la economía, la política, la educación: “El derecho y deber de vivir en paz” entre nos-otros y no contra vos-otros. 

 La pedagogía para reconstituirnos como humanos empieza con “el coraje de estar solos y la valentía de arriesgarnos a estar juntos” Eduardo Galeano. 

 Aprender a escuchar la conciencia, como es un templo, démonos el espacio-tiempo de reconocernos por dentro, donde nacen nuestros comportamientos. 

 Por el algo el virus nos encerró… Es tan perentorio como tomar agua, comer… Pero, nuestra civilización nos redujo al activismo de acciones y reacciones, y, con la pandemia de la prisa “no hay tiempo” para tomar distancias frente a los hechos. 

¡El que pestañea pierde! La masificación de nuestras vidas, en el reino de las comunicaciones nos conectamos con todo el mundo menos con nosotros mismos. 



 Así, nos quedamos vacíos, solos en la intemperie del anonimato. 
Este sufrimiento runruneante nos sangra por dentro pues existimos para convivir.  
Los animales pueden vivir bien en un zoológico adecuado, los seres humanos al final del día se enferman por una sociedad enferma y un medio ambiente ardiente.

 “Paren este mundo que me quiero bajar”, un clamor ya de décadas…

 

 Humanizar la Humanidad es una exigencia de sobrevivencia.

                             HUMANIZAR LA HUMANIDAD (II)




“El animal no se puede desanimalizar, los humanos se pueden deshumanizar”.  J. Ortega y Gasset.  “¿Qué cosa extraña es el hombre: nacer no pide,  vivir no sabe, y morir no quiere”?  Estas brevísimas y nítidas sentencias nos ahorran comentarios. Sólo cabe decir que el smog que respiramos no viene sólo de las contaminaciones de hidrocarburos, sino además de una convivencia humana densamente brumosa, y sus llagas más profundas son los miles de miles de millones de seres humanos crucificados por las injusticias, por los absurdos bélicos y por las “egocracias”, “partidoscracias” que nos convierten unos contra otros.

Humanizar la humanidad nos exhorta a no volver la espalda a lo más prístino de nuestros orígenes esenciales. Nuestra llave de sol para el pentagrama de existir en convivencia humana proviene que fuimos engendrados en el abrazo de amor de nuestros padres.  (Salvo que se haya concebido por lo que filósofo griego Séneca advertía: “que tu cuerpo no sea la tumba de tu alma”) 

Ser concebidos desde el éxtasis del amor es la aurora misma de la vida. En el reino de la flora y fauna también  vemos cómo los progenitores paren y cuidan a sus crías, cómo nacen los árboles y flores de la tierra.  La vida desde los engendros, de los  nacimientos son los verdaderos himnos de la ternura.

Por la ternura aprendemos a dar los primeros pasos, a robustecernos para emprendernos en la propiedad de ser y convivir.  Así como es tan fácil perdernos sea en las calles, sea por confusiones, nuevamente nos asoman los consejos paternos, de los amigos para abrirnos los ojos. Más aún, se hace presente aquello: “si recuerdas haber ofendido, deja tu ofrenda al lado y ve a reconciliarte con tu prójimo”.

¿Estamos idealizando la vida  ”dulcificándola” en medio  de las crudas realidades que vivimos? cuando hemos asumido como verdad incuestionable  “la ley del más fuerte” y como hecho de la causa sobreviven los más fuertes, “los exitosos”.

También es un hecho cómo sufren profundamente los hijos por las desavenencias de sus padres.  Qué decir de las Tragedias griegas con sus cadenas interminables de venganzas… lecciones para hoy.

Los pantanos que hemos creado, de ellos no saldremos.  Las COP 25 nos demuestran que al llegar el punto que debemos abstenernos de un beneficio  personal o nacional se nos atrofia la conciencia del bien común global, que todos dependemos de todos.

Nos creímos por siglos que éramos el rey de la creación y pasamos a ser sus depredadores. Cortamos el amoroso cordón umbilical con la tierra, con los mares, con los cielos  ¿Qué somos con sed sin agua? Sólo el amor creador nos dispuso de todo para continuar con ÉL la evolución del reino de la vida, del reino del amor.  Más que la opción de “ser o no ser, es amar o no amar, servir o no servir”.  Humanizar o abortarnos como humanos.  


 Humanizar la Humanidad es una exigencia de sobrevivencia.


   HUMANIZAR LA HUMANIDAD (III)


“La gota de agua puede saber que está en el océano, pero a menudo olvida que el océano está en ella”.  


Los hijos de la tierra sabemos que vivimos en ella, pero olvidamos que venimos desde miles de miles de millones de años, que integramos el universo  en cada uno de nosotros. 

Desde nuestros pies se levanta una constelación de estrellas que son nuestras células y cada uno de sus órganos son unos planetas en torno al sol de nuestra conciencia. No somos sólo la familia humana, también  “¡ una familia estelar !”.


Nuestra dramática tragedia humana es vivir desconociendo esta magna realidad que nos abrasa como el mar a la tierra. Desconocer  nuestra realidad humana   sernos  ajenos unos de otros, nos envenenamos de absurdos.


“El mayor  de los límites… es tener miedo de vernos por dentro,  encontrarnos  con rincones  ingratos.   O,  ¿El temor de vernos tan pequeños ante la magnificencia de la creación?  Blas Pascal decía: “Ante el Todo somos nada, ante la nada somos  todo”.   Vea y sienta el cielo estrellado… nos acaricia una dulce humildad.


Si las abejas  fabrican  su miel, polinizan, fecundan el reino vegetal, los humanos tienen como panal su conciencia  donde amasan su bondad, su libertad.   ¡Pero no todos   entran a su panal! son quienes siembran abrojos en sus entornos,  succionan  voluntades, los frutos de los demás…


Nuestra civilización  se encuentra en una coyuntura de inflexión:  alienar su existencia, des – humanizarse: ser entes carentes de subjetividad, entes digitales, automatizados o varados por el mundo tecnológico.   U optar por “aprender a ser, aprender a pensar, sentir, aprender hacer, aprender a convivir, y agreguemos aprender para el bien común.  

Verbos proclamados por la UNESCO  hace décadas  que marcó los pilares para la misión substancial de la educación. 


La pandemia Covid-19  nos jaqueó al convertirnos peligrosos  unos de otros… como las naciones con miedos a sus vecinos... y se arman.   

Este virus  sólo  enrostra  cómo  vivimos.  Si nos hace sufrir por no abrazar a quienes amamos, queremos, es el mismo sufrimiento de la vida atropellada por un desarrollo deshumanizador, depredador.   

La vida se difunde a sí misma en donación por doquier, ¿Qué más evidente un desierto florido como el que nos visita?    imaniza las fuerzas de la naturaleza, se recrea transformando   los fondos  marinos,   las entrañas de la tierra. 

El Dr Yuval Harari  autor de “Animales a Dioses” nos presenta la evolución humana  y nos muestra que sólo por la cooperación entre las personas, e incluso sin conocerse, como sucede en el mundo científico, ha progresado la humanidad.  

¡ La cooperación como el motor de la historia! ¿También la cooperación, la bondad misma, no es la potencia  del amor humano?  Cuando empujamos al unísono  ¿no nos atraviesa una corriente de alegría, el júbilo de sobreponernos?  

Hay Naciones que se han levantado de sus devastaciones por la corriente del bien común…

Volver a ser personas, humanizar  nuestra civilización,  establecer redes de cooperación ante todo desafío es lo más elemental y  coherente para redescubrirnos en ser lo que somos.  La vida es amorosa u o dios a, palabra  que involucra lo contrario a Dios.



   HUMANIZAR LA HUMANIDAD (IV)   
 
(10 Octubre 2020)


“Es grande ser grande, más grande es ser persona”. Carl Rogers.

Las cosas son para usarlas, las personas son para amarlas. 

El engaño de nuestro espejismo: amamos las cosas, y usamos  las personas. 

Las posesiones nos poseen más que nosotros a ellas.  

El esplendor robótico, los sofisticados armamentos  ¿opacan la existencia humana? Las personas se valoran por sus ingresos en la mercantil sociedad. Lo útil de las cosas la traspasamos a las personas:  escuchamos ¡es un inútil! ¡Son millones los descartados, los marginados!

Aristóteles, filósofo griego que reluce en la historia acertó:   “El Género humano vive por la razón y el arte”. 

La razón discierne las coherencias y el arte sublima lo humano: “hacer por amor al arte”. El arte de amar es inhalar las anchuras de la gratuidad. El arte sólo se contempla.  Aprender a valorar todo lo que es en sí mismo sin mixturas de conveniencias,  es el arte de vivir.  

El ego salga de su jaula al encuentro del nosotros…

Jiddu Krishnamurti (+1986)     un sabio prominente de la India, amante de la transparencia de la vida nos deslumbra:

 “El pensamiento construyó una cultura de agresión, de competencia y guerra, y también este mismo pensamiento busca el orden y la paz. Pero el pensamiento nunca hallará el orden y la paz, haga lo que haga. El pensamiento parcializa, debe silenciarse para que el amor exista”.

Así también el Papa Francisco en “Hermanos Todos”: “el sistema económico no solucionará los quebrantos sociales porque su base son las desigualdades…”

El amor es una vivencia: en la sana convivencia natural del hogar, ni los padres e hijos se relacionan por temores, ni menos utilizarse entre ellos.  

Son fluidas y armónicas sus relaciones de reciprocidades.  No hay que “hacer méritos” para obtener las confianzas pues reina las transparencias: basta una mirada y nos damos cuenta cómo está el hijo, la mamá.  Sensibilidad necesaria para abordar tareas con los demás.

“Si ves el mundo con la mente, es una comedia, si lo ves con el corazón es  una tragedia, si lo ves con el alma es un paraíso”.   Nuestros cuatro capítulos ven  al mundo desde esos ángulos. 

Si “los árboles no nos dejan ver el bosque” y nos  abruman  los vendavales tendremos que seguir nuestra eterna brújula de valores:  la bondad es el lenguaje que nadie sin excepción lo comprende y  nos ensancha el alma; la verdad y no menos compasiva  “nos hace libres”;  y la belleza que todo magnetiza nos seduce, “lo esencial es invisible a los ojos, sólo se puede ver bien con el corazón”, decía un Principito.

Estos valores son nuestra sal y miel.

La civilización humana ha peregrinado con las cuatro estaciones del año.  

Estaciones que también reflejan  nuestras vidas. 

Post pandemia nos queda el desafío más revolucionario y luminoso: Recrearnos con las diferencias, reconocernos que somos de la misma carne y sangre, nadie  levante su mano contra nadie. Las manos son para entrelazarlas,  ellas son de riquezas infinitas: hacen todo y de todo y nada retienen, la vida misma en nuestras palmas humanas. 


Pedro Aranda Astudillo    Fundador de la Corporación Gen




Como nos lo recuerda Gabriela Mistral 'la humanidad es algo que todavía hay que humanizar'. Vale la pena hacerlo tanto por la memoria de quienes ya no están, por lo vivimos hoy y por las generaciones que vendrán, manos a la obra!














El clima está cambiando   Y … Nosotros?










                                           
                      






lunes, 17 de agosto de 2020

La Flor de Loto y Nosotros…

 

 


Pedro Aranda Astudillo   Fundador de la Corporación Gen

Si bien el Reino Vegetal se nutre de desechos por sus raíces, la Flor de Loto es tan singular que las sabidurías ancestrales la invistieron  de un sentido sagrado. Presente en los jeroglifos del mundo oriental. Sus semillas son longevas y reposan en aguas cenegadas, en fangos, turbias de lodo.  Para el Budismo y el Hinduismo  les representa “la iluminación”, la “impecabilidad” que emerge de las condiciones más contrarias a su esplendor, a su belleza, a su fertilidad.

Nuestra humanidad ha sido cual Flor de Loto: Son innumerables las personas que desde sus condiciones más precarias se han erguido como faros para el mundo. Más aún, han dado sus vidas dejando sus estelas sapienciales, han sido emblemas de liberación de sus pueblos. Insoslayable es no mencionar Aquel hijo de carpintero, que inflexionó la historia, asumió el ciénago de la maldad humana con su bondad y fue crucificado, pero igual  afloró abriendo sus brazos de paz para la fraternidad humana.

Las realidades que han rumbado nuestra existencia  ya no solo pertenecen a individualidades ejemplares, nos convertimos en “hombre lobo para el hombre”, sentencia grabada en las incesantes guerras, en las carreras nihilistas de las armas, en los abismos entre los que más tienen y los que tienen menos. Nuestro planeta,  el más maravilloso del sistema solar, su armonía   está  convulsionada por las incoherencias de sus huéspedes.

De tantas violaciones a la madre tierra, hoy nos saca un virus que nos  trastornó nuestras cualidades humanas más propias:  respirar libremente, abrazarnos, aislarnos entre nosotros, desplomarnos de nuestras seguridades… . 

¿Podremos resurgir como personas, como sociedad para una renovada convivencia?

Pablo Neruda versaba: ”la vida es un pez preparada para ser pájaro”. Nosotros, pese a la sumisión que estamos, escuchamos los latidos de nuestro corazón (¡quizás como nunca antes!),  latidos que sean como de las raíces donde fluye la vida que puja  incesantemente hacia el sol. Sentir la vida por nuestras venas a cada  respiración, a cada inspiración por donde nos entre la belleza del bien vivir, del compartir,  nos  sobrepondría a la pesadumbre de nuestras limitaciones, al peso de nuestros egoísmos… No es anodino sentirlo, ha sido el impulso de pueblos y naciones que se han levantado de sus devastaciones…

Si la Flor de Loto  desde su sublime humildad y elegancia ha sido inspiración de sólidas culturas ¿no es ya la ocasión de aprender de nuestros ancestros fieles a sus ejemplares raíces?  Escuchar los mensajes inenarrables de la madre naturaleza.  Nacimos de ella, pero al corto andar le dimos la espalda e hicimos un mundo  inmundo… Cabe aquella parábola del hijo que dilapidó los bienes recibido de sus padres, al quedarse vacío…  retornó a su fuente de vida que lo esperaba… 

martes, 28 de julio de 2020

La ética fundamento de sustentabilidad





28 de Julio 2020


Pedro Aranda Astudillo     Fundador de la Corporación Gen


El concepto de sustentabilidad ha reinado en las últimas décadas.  

Se pretende que lo que hagamos “se sostenga” en el tiempo, aún en vendavales. Los vendavales  denuncian las apariencias. La pandemia ha sido disruptiva, socavó sistemas sociales, económicos, políticos…

EL ethos griego entraña el sentido de hogar, lo que nos es más propio como  nuestro comportamiento, que se fragua en nuestra conciencia individual y social. 

Una sociedad basada solo en el intercambio de conveniencias e intereses, donde se gana o se pierde  es una sociedad anegable, abierta a los aludes sociales. 

Han existido imperios de apariencias invulnerables, pero llegan o llegarán a sus propios desplomes, lo dicta la Historia.

Nuestro país inserto en la globalidad con sus luces y oscuridades tuvo un desarrollo expectable cuyo reverso era de profundas desigualdades, como también otros no pocos países..  ¿“Mal de muchos ¿consuelo de tontos”?  

La CEPAL informa  que 1% concentra el 26% de la riqueza y el 66% reúne el 2,1%. Las cifras son espeluznantes y las realidades patéticas.

Desgranando esta información el  informe de Oxfam Internacional de Londres muestra que la fortuna de los supermillonarios de Chile pasó de US$ 21.000 millones a US$ 26.700 ¡desde marzo!.  

Este hecho de la causa no esconde un juicio valórico del ser rico, hemos escuchado a empresarios que piden se aumenten sus impuestos….    


Nos  obliga  recordar que somos seres humanos provenientes  de un mismo árbol cuyo tronco si se ahueca caerá por las propias leyes de la gravedad física social.  

Vivir con sistemas de alarmas por todos lados, que si no corres te pasan, que por la seguridad las libertades son más quimeras que realidades, que los poderes se concentran y generan corrupciones…

 Es vivir en retrocesos pese a los disfraces modernizadores.
Esta mortal pandemia ha matado lo mínimo de la población mundial pero, su cataclismo emocional en que nos ha envuelto a todo el cuerpo planetario es indescriptible e incalculable.  

Su reverso: las cadenas de solidaridad, todas las personas que minuto a minuto  entregan sus vidas en los hospitales son los vivos cimientos  para la reconstrucción ética y moral de una sociedad humana que extravió su destino . Si de este magro túnel salimos a la luz del Bien Común,  los hijos de nuestos hijos  agradecerán haber nacido y amarán “su casa común”.