31 de Enero 2014.
Profesor de
filosofía, fundador de la Corporación Gen.
Ser chileno hoy es
sentirse el “top one” del universo: vivimos “la cuadratura del círculo”. Somos la innovación de lo imposible, de una
creatividad superior a las imágenes de S. Dalí.
Más de la mitad de
los trabajadores vive con $300.000 mensuales.
Subimos las escaleras mecánicas con espaldas encorvadas de deudas. Algunos
acontecimientos de noticia nacional, que podrían haber impactado fuertemente
las sensibilidades sociales, han quedado sólo como “como noticia”: El 2013 se quemó a lo bonzo un dirigente
sindical, pero como murió días después, pasó inadvertido. Unos trabajadores pasaron varios días
colgados en una pluma a máxima altura en Concepción, quedó sólo como
noticia. En Antofagasta a fines de Enero
2015, un trabajador igualmente sentado en los aires sobre una pluma, también
sólo noticia. La insensibilidad social, incomprensible aún
al interior del mundo laboral, nos muestra que estamos en los témpanos de
la indiferencia.
Ante la
omnipotencia tecnológica ¿no son las manos que finalmente protagonizan el mundo
del hacer?. ¿Es que ignoramos que la
sociedad se sustenta sobre los oficios más humildes?. Un sólo ejemplo entre muchos: ¿cómo
viviríamos sin aquellos que nos llevan nuestras basuras?. Para ellos este
poema: “¿Por qué los árboles esconden el esplendor de sus raíces?”
P. Neruda .
La Economía del País nos tiene en
buenos lugares de los rankings. Pero, la salud mental de la mayoría de los
chilenos está en un franco deterioro. Pululan las farmacias, los ingresos
succionados por los medicamentos, por las clínicas, hospitales. Nos asombra el poder de convicción que se tuvo
para que nos integraran los Países de la OCDE, pese a ser un País con las mayores desigualdades e
intoxicado de desconfianzas en su tejido social.
Pisoteamos el mundo
político que elegimos. La democracia jibarizada por las elecciones y sus
marketing. No son pocos los
parlamentarios que representan regiones sin pertenecer a ellas. Se espera que
los Intendentes elegidos tengan reales
atribuciones. Pero, la apatía de un 60%
por estos rituales eleccionarios ¿no es socavante del Bien Común?, ¿la “cultura
anestesiante” no nos ha diluido de vernos como semejantes?, “Tu problema, es mi
problema” de los Ayseninos nos atisbó que la democracia participativa no es una
utopía. Las redes sociales pudieran ser
un oleaje que corran los cercos actuales de la democracia.
El libre mercado se
va estrangulando con colusiones: unas descubiertas y otras “submarinas”. Y, las
concentraciones de poderes al límite de las leyes antimonopólicas. El
manto de “oportunidades para todos” es ciego frente a las condicionantes de las
realidades. Se otea algo positivo: Los futurólogos pronostican que el
Capitalismo será preñado por la tecnología digital concibiendo un hijo con
paradigmas de mayor igualdad, y de descontaminación ambiental, cada vez más los
servicios serán más masivos a costo cero o casi a costo cero. Alemania está
dando pasos en esta dirección. ¿Podrá la
tecnología llevarnos al Edén?.
Los sistemas “por sus frutos se conocerán”. ¿Tenemos una sociedad más coherente a la
naturaleza humana?. Einstein decía: “perfeccionamos
los medios con una confusión de fines”.
Exigimos calidad en
la educación con un abismante vacío ético. Con Pedagogías anquilosadas, mallas
curriculares ya extemporáneas. Un Profesorado saturado. En breve: la educación
eclipsada por la Instrucción en función al
mundo laboral. La Educación forja
el alma nacional pero, se ha constituido
en uno de los mayores factores de segregación social y de la “cultura
competitiva”. Con las nuevas leyes
deberán pasar no pocos años para revertir uno de los daños más profundos al ser de la nación.
Cotizamos para que
nuestros fondos de pensiones fuesen administrados para multiplicar el capital
individual. Pero, los Sostenedores de las AFP nos los retornan con rentas
exiguas que la jubilación resulta deplorable.
Las ISAPRES simplemente, son la otra cara de la misma medalla. El
sistema de salud sufre de varias carencias que obviamente para las personas
vulnerables son doblemente más vulnerables.
Exportadores de
cobre y debemos importar sus elaborados productos. Cabe agregar que “las planchas de cobre”, que
salen de las aduanas, llevan consigo otros metales que “pasan colados”. Nuestra
mentalidad inmediatista nos amputa la capacidad de pensar como para recrear
nuestros recursos naturales con valor agregado.
Al parecer los ojos se estarían abriendo más con el Litio.
Santiago, ya una
Megápolis, es la reina de la Colmena de
Chile. Todas las regiones, una más menoscabada que otras, por producir para “la reina”.
El stress capitalino hace de sus habitantes
emigrantes permanentes. Sin embargo, “la
recomiendan” para vivir en ella.
Un País cubierto de
automóviles (que podrían cubrir cinco mil kms uno tras otro, y, se roban mil
autos al año). Hoy nos “taconeamos”
absurdamente, sin espacios y carreteras coherentes. Ufanosamente exclamamos: “son los costos del
progreso”. TODO LO QUE NOS EMPAÑE UNA
SUPUESTA CALIDAD DE VIDA LO JUSTIFICAMOS, CERRANDO LOS OJOS Y EL CEREBRO: ¡SEA
ASÍ, POR LOS COSTOS DEL LLAMADO PROGRESO!, que en sus peaks más altos se vuelve
a las bicicletas, a la sana vida más simple y sencilla. (La
profecía del Rey Midas). La idolatría al consumo, nos consume.
Suponemos que los
profesionales que aplican la Justicia son personas insobornables, pero si bien
la plebe, la ciudadanía carece de los conocimientos jurídicos, no puede quedar
escandalizada por fallos judiciales, que si bien responderían a la estricta
legislación, pero que no calzan al sentido ético natural. “Exijo una explicación y con peras y
manzanas”, pues estamos en un mismo barco. La puerta giratoria de la delincuencia no debe
ser asumida ya sólo como una imagen... .
Importamos el concepto neoyorkino de “Tolerancia Cero” contra la delincuencia,
para nominar un programa de debate televisivo.
“Las personas son
para amarlas y las cosas para usarlas”. En nuestros reflujos de involución
estamos adorando tanto las cosas que las
estamos convirtiendo también en inteligentes: hay edificios inteligentes, pizarras
inteligentes, refrigeradores inteligentes.
¡Qué mayor adulterio para la palabra
Inteligencia!: mimetizando las cosas con
las personas. Miles de chilenos becados se envían al extranjero para post
grados. Regresan a mirar las calles por
las faltas de trabajo pues “son muy caros”
y no hay mayores medios para aplicar el “bagaje de conocimientos que
traen”.
Vivimos inmersos en
los medios comunicacionales. Sin
embargo, es común escuchar: “aquí falta comunicación”. Es verdad que la tecnología nos acerca lo
lejano, pero nos aleja de lo cercano. En la visión de Einstein: “hacia una
sociedad idiotizada”: cada cual encerrado en el mundo virtual. ¿No tiene también algo del opio?.
El listado puede
seguir, y la inconciencia contagia a multitudes. A lo lejos se vislumbran visiones
humanizadoras. El año pasado hubo en Santiago un Congreso Mundial de “Recursos
Humanos”, su slogan convocante: “Volver al Origen: la Persona”. Su difusión ha
sido menor en comparación a los aguijones humorísticos con profundas críticas
sociales de un Coco Legran, de un Edo Caroe. ¿Estaremos asumiendo que somos un chiste?. La retroexcavadora de antivalores
nos deja parejito un terreno sin señaléticas, salvo los tatuajes corporales para salvar el
resquicio de la identidad
personal. ¿Lo global anularía lo particular?.
Las contradicciones
nos son inherentes: cuerpo – espíritu, vida y muerte… . Nos queda la tarea de
acercar las polaridades, aprender del mundo físico, de su “propia metafísica”:
cómo se atraen los polos opuestos para dar energía y luz. En la naturaleza
reinan los equilibrios, de lo contrario no existiríamos. La Naturaleza es un tejido de relaciones que,
si los seres humanos aprendiéramos de ella tendríamos una visión holística
que nos insuflaría de una vida más plena de sentido. Parecería ya imposible
desaprendernos de una cultura que nos ha deshumanizado. El vértigo, que
creamos, nos tiene atrapados. En el mundo científico de la NASA se piensa en
serio de empezar de nuevo y colonizar otro planeta. Los extraterrestres se horrorizan de ver un
planeta tan caliente por el hervor de las ansiedades terrícolas, y se preguntan
¿habrán seres inteligentes allí?.
Una Comisión
pluralista del Senado ha organizado Seminarios anuales para sondear las
tendencias del futuro. Este año, en
Enero convocó al Cuarto Congreso a un amplio arco de especialistas de máximos
niveles para abordar las “Encrucijadas
del siglo xxi”. Entre los macros
subtemas, destaco: “Superar la actual civilización”. Acotamos, humildemente, que los
comportamientos son proclives a modificarse en función a los contextos
imperantes, PERO EL VER PAÍSES CON DESARROLLOS ESPECTACULARES NO NOS DEMUESTRAN
QUE LAS PERSONAS, EN SUS DIMENSIONES SOCIALES Y ECOLÓGICAS, REFLEJEN QUE LOS
CAMBIOS VAYAN DIRIGIDOS A UNA “CIVILIZACIÓN DEL AMOR” EN EL HOGAR DE NUESTRO
PLANETA.
No en vano, entre
las bengalas que lanza el Papa Francisco perplejó aquella: “El dinero es para
servir, no para gobernar”.
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