Pedro Aranda
Astudillo, Fundador de la Corporación Gen
15 de Abril 2020.
Los hechos son
argumentos, son lenguaje para ser leídos, comprendidos entre las
personas y sus realidades.
Es insoslayable que todos venimos del útero del
universo, de aquél Big Bang astronómico. “Somos hojas del mismo árbol, olas del
mismo mar, flores del mismo jardín”.
Los humanos fueron la
vertiente de algunas especies semejantes hasta perfilarse en una especie
sobresaliente de establecer diversas relaciones con sus realidades y
evolucionar en cooperaciones mutuas.
El Dr en Biología Humberto Maturana
fundamentó la vida como redes de coordinaciones de coordinaciones… y el Dr
Yubal Harari en Historia de la humanidad en su libro “De animales a dioses”
establece que la evolución humana se asienta en la capacidad de los humanos de
retro alimentarse en las complementaciones de sus quehaceres.
En el año 2002 se
realizó en México un magno simposio mundial de Recursos Humanos y su llamado
fue “Regreso a la persona” como advirtiendo y denunciando una deshumanización
de la vida.
Nuestro aporte agregaba
“Volver a la morada”, es decir rescatar la conciencia en un mundo febril.
Hace cinco años el evento se trasladó a Chile
con su llamado “Volver al origen”.
El
Congreso del Futuro 2019 de Santiago – Chile convocó en un amplio espectro del
mundo científico humanístico para respondernos “Qué especie queremos ser”, (qué
sociedad, país queremos ser) ante las diversas complejidades que nos están
acechando, a su vez por las disrupciones tecnológicas. La acumulación de
tensiones sociales con los inclementes cambios climáticos hemos convertido
nuestra casa común en una estresadísima convivencia.
La vida protagoniza
la existencia en nuestra planeta, los peces se deslizan en las profundidades de
los mares sin admirar el agua que los vivifica, los humanos, al parecer por los
hechos que vivimos, no nos percatamos que la vida que nos innunda tiene su
propia inteligibildad y cuando la
contaminamos se resiente y nos abandona a nuestros propios males.
Las plagas no
dejan de tener sus propósitos de llamados a los humanos que somos limitados,
tan febles como hojas al viento.
El cúmulo del
depredador comportamiento humano ahora, asume la invasión del virus más
aterrador que los anteriores pues no sólo ha desestabilizado todos los poderes
conquistados, nos disgregó, sino a su
vez nos deja una categórica misión: reinventar la vida acorde a lo que ella
misma es: su sangre, su savia, sus mares llegan a todas las células cual Bien Común que es; el respeto a todo lo viviente, el amor sin
fronteras, su virtud de servir inagotablemente.
Somos engendrados por la vida y por ella somos
fraternos, la vida plena de sentido fluirá en su concierto de armonías.
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