“Como nunca antes en la historia, el destino común nos hace un llamado a buscar un nuevo comienzo” Papa Francisco, Laudato si.
Nos sanamos de las enfermedades cuando las reconocemos: las crisis climáticas con visos apocalípticos en algunos años más; las acumulaciones de riquezas generadoras de masivas pobrezas y miserias; las robotizaciones desplazando el trabajo humano; la vida humana como “sociedad líquida” enajenada por sus logros y sus conciencias eclipsadas; capitales financieros en constantes pugnas competitivas; “un desarrollo con una confusión de fines”. Y, las sequías de justicia inflamantes.
“El problema moral es la indiferencia del ser humano consigo mismo”. E. Fromm. Las personas son para ser amadas, las cosas para ser usadas ¡pero invertimos nuestro amor! La sabiduría griega con su mitología del Rey Midas: su ambición de convertir en oro todo lo que tocase. Su pétrea exhortación “Conócete a ti mismo”, lo leo como denuncia pues escudriñamos el mundo físico hasta las estrellas, y a su vez nos retratamos que ¿“el hombre es lobo para el hombre”? Proyectarnos fuera del núcleo de la conciencia es la deshumanización andante.
Aquel llamado Papal podríamos acogerlo con las sabidurías ancestrales pues los llamados a robotizarnos, “modernizarnos” no serían ¿espejismos de felicidad? Ciertamente que las aplicaciones tecnológicas nos han “acomodado la vida”, en salud la muerte se verá más lejana…
En el túnel que nos encontramos un chamán Chumalú nos ubica: “Somos peces de mares profundos, si salimos reventamos”, “cuando somos más grandes que lo que hacemos nada nos desequilibraría, al revés nuestro desequilibrio está garantizado”.
Reconstruirnos obliga reconocer que las estructuras piramidales de gobernanzas deben invertirse, horizontalizarse, hechos de la causa: un mundo interconectado, las marginaciones sociales ya irrumpen las puertas por doquier. El valor supremo, el Bien Común gestado en las responsabilidades de derechos y deberes simultáneos. La economía en función a forjar la fraternidad humana (1° Art, de los derechos humanos”), control absoluto a los brotes monopolizadores, desde lo competitivo a lo colaborativo. Los recursos naturales son patrimoniales. Una ética de filiación con la madre tierra.
La educación en todos sus niveles asumiendo los pilares de la UNESCO: aprender a ser, aprender hacer, aprender a pensar, aprender a convivir. La educación sea formar la familia humana.
Lo que hemos tejido como sociedad ha caducado, nos corresponde un nuevo tejido social para hoy y mañana, ¿utopía? Existen países más equitativos, en algunos de ellos sus cárceles están casi vacías.
Pedro Aranda Astudillo 27/Nov/2019
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