EL REGALO DE
SER PERSONA
Pedro aranda astudillo
(Tuve un
perrito maravilloso: sus ojos me evocaban el sol y su ternura a la luna, sus
miradas más sensibles que las palabras.
Le di el nombre de
Yidu.
Me enseñó amarlo como se ama al mar, mas yo lo teñía de un
dolorcillo: lo veía como ser humano
revestido de perrito, también sabía que
viviría no más de 19 años. Lo abrigué de
tierra entre dos árboles en Gen -micro
oasis del cual soy fundador. Sé que fue
feliz con nosotros, pero siempre quise que no por mí, sino por él mismo hubiese
disfrutado de los cielos estrellados.
(Ser Persona
¿es un regalo? O ¿una condena?)
En el brindis
de nuestros padres fuimos engendrados, nacimos para unirnos al coro infinito de
vidas. Sean nuestras voces los latidos generosos de nuestra madre tierra.
Somos artesanos de nuestras vidas
Las abejas
se nutren del polen de las flores,
arquitectas de sus panales para reservar los prodigios de su miel.
Nuestras
manos inteligentes todo lo hacen y nada poseen: se nutren de las riquezas de la
tierra, de mares, de los cielos para orquestar las conciencias en sus
construcciones majestuosas, en sus épicas libertarias de independencias, de
migraciones, en nuestros quehaceres
hogareños.
Lo claro oscuro de nuestras vidas:
Las personas
somos frágiles como las lágrimas, somos peregrinas del útero al sepulcro, y,
nos confunden los espejismos que salen a nuestros pasos, pero hay relámpagos de verdades que nos despiertan; las caricias maternas nos retornan a nuestras
inocencias, los susurros de belleza nos
expanden el alma, y las podas nos
renacen.
Las personas
somos como las estaciones: de inviernos y primaveras, de otoños y veranos. Somos auroras
y ocasos. Los miedos huyen de la luz, los nudos del alma se des-nudan en los océanos
de comprensión.
Nuestros cuerpos
raciman sabiduría divina: sus entrañas son tejidos perfectos como un telar, y en su andar como la
tierra girando en torno al sol. Nuestros cuerpos abrigan nuestra intimidad, y
gimen cuando lo enajenamos de nuestra alma.
Nos asfixiamos cuando :
Las personas
se enclaustran en sus egoísmos, en sus visiones, cuando oprimen sus libertades,
intoxican las relaciones, ausentan las Gracias en sus palabras, cuando ajenan
su felicidad, se exilian de amar, ignoran que el sol y la luna son para todos,
y las sequías de justicias enardecen...
Las personas recrean sus vidas cuando:
aprendemos
de nuestra madre natura en sus infinitas transformaciones y reciprocidades. Nos sacudimos
de las rutinas. Conversamos nuestras experiencias, aprendemos unos de otros,
fluyen las confianzas, degustamos la sal y la miel. Nadie sentado en el trono
de la verdad. Plantamos árboles solidarios y germinan alegrías.
¡ Cuán más
felices serían los sapitos si llegaran a los océanos ! , ¡ cuán más felices serían los hijos de la
tierra si dan el paso
al amor de la creación...?
La tecno ciencia se hermane a la autonomía de la conciencia:
Transhumanismo: el hombre creándose por sí mismo
La
creación humana en libertad
¡Bienvenida
la revolución tecnológica!: inmensurables son sus beneficios... “frutos del
cerebro humano”. Mas, no lapide la dignidad humana y nos excluya del
quehacer humano: el trabajo acrisola nuestras virtudes y fecunda el bien
social.
Lo que es la
raíz para el árbol, lo es la conciencia para la persona. El hijo en las entrañas maternas es el
sentido más propio de pertenencia. Las acciones que nacen de nuestra conciencia del mismo modo nos pertenecen y
respondemos por ellas. Una persona programada es un robot, una persona sólo
revestida de percepciones suma el desierto de anónimos.
Ser nuestro corazón:…
...irriga sin
cesar todo nuestro cuerpo, todos los cuerpos, nada nos es ajeno. En nuestra
intimidad reposamos y los brazos se abren... ¿No son nuestros abrazos como ríos
al mar? Se ilumina el misterio de ser
nos-otros, nos vemos desde del horizonte.
pedroyiduaranda@gmail.com 2018 – 2020.
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