Espejismos por la PSU





28 de Dcbre 2016.
Pedro Aranda Astudillo.



Los espejismos nortinos nos son familiares.  Vemos “agüita” donde no la hay.  



Los resultados de la PSU dan para múltiples explicaciones según los ángulos provenientes.  Sí que se evidencian aspectos que resaltan: los sectores socioeconómicos altos tienen puntajes altos, y, desde allí se generan “una cadena de lógicas” de interpretaciones hacia los puntajes bajos.


Pero  en el trasfondo de este fenómeno están los seres humanos, no faltan las excepciones de establecimientos perdidos en la pampa o en el sur de los cuales aparecen resultados perplejantes.  Más aún cuando son de condiciones tan adversas.


Los resultados generales de la PSU no pueden ser más perversos, absurdos, carentes de la más elemental ética. 

¿Ética en Educación? es como hablar de tierra en el mar. 

La ética atinge al ser humano en su esencia, y, en educación hoy es sólo un individuo esperado por una sociedad laboral que se justifica por su producción de máximo rendimiento económico.


La educación se ha industrializado: los establecimientos compiten a la luz de los resultados PSU.  Su finalidad atrofia el desarrollo humano. 

Al final, predomina el rendimiento mental, las abstracciones… 

¿No es un espejismo, cual  laguna altiplánica, que un establecimiento tenga puntajes altos con alumnos ya seleccionados?.  

¿No es cruel compararlos con los municipalizados y que están obligados a recibir a cualquier ciudadano?.


¿No es aberrante que un MINEDUC aplique un una medición uniforme y por ende esencialmente discriminatoria?. 

¿Dónde están los voces de los post grados en educación que se supone  tener una acendrada sensibilidad por el desarrollo humano?. 

¿Cómo es posible que los proyectos de ley los voten parlamentarios que no saben de educación?.  

¿No es una profanación?. ¿Cómo es posible que egresados universitarios,  un alto porcentaje tengan un bajo nivel de comprensión lectora?.


Le sugiero amable lector leer el artículo 2 de la LEGE y comprobará que el sistema educacional que vivimos es lo opuesto a lo que Chile esperanzó de su educación.  Lo que allí se definió, se borró con el codo y nos transformó en un archipiélago social.

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