domingo, 6 de abril de 2025

Tiempos trastornados y Semana Sants



Tiempos trastornados, y, Semana Santa


Pedro Aranda Astudillo – Fundador de la Corporación Gen.

Cuando el amor al poder sobrepasa al poder del amor, la vida humana se trastorna. Prevalecen las relaciones dominantes. Nuestros tiempos agudizan las polaridades, no sólo entre los que más tienen con quienes tienen menos, sino las polaridades se dan entre los que más tienen. Emerge el paradigma del poder por el poder. La codicia sin fondo. No basta tener un territorio inmenso, hay que anexar al del lado. Los derechos humanos en un punto ciego. La inteligencia racional a espaldas de la conciencia humana.

Desde hace algunos años, el Secretario General de la ONU, Antonio Guterres, advertía cuán cerca se está de una guerra mundial. Hoy la Unión Europea se encuentra impelida a fortalecer sus defensas. La democracia representativa desestabilizada por el narcotráfico, el crimen organizado, las bandas delictuales. F. Nietzsche acertaba: “En la lucha contra las bestias podemos convertirnos en bestias”.

La historia humana nos evidencia el protagonismo de los liderazgos, para bien o para mal, que han conducido a las naciones. En esta profunda crisis de nuestra humanidad observamos liderazgos imperiales, prescindentes de la columna vertebral del cuerpo social: el bien común de la comunidad humana. Los intereses “geopolíticos” predominan. ¿Los humanos se han atrapado a sí mismos? Además de las guerras de fuegos ¡¡aparecen las guerras comerciales!!

¿Se ha abortado el don del espíritu humano que permite trascender sus esquemas mentales, abrirse a la conciencia de la paz?

Esta visión puede objetarse de pesimista, de atrofiar la esperanza por tiempos mejores. Existen “islas de bondades humanas”, pero los continentes imperiales reducen nuestra humanidad a ser hormigas. ¿Qué son los ciudadanos ante una dictadura, un emperador?

Habría un rayo de esperanza futura si la formación humana, su educación, fuese “un modelo educativo que se transformara desde sus cimientos” (Editorial Mercurio de Antofagasta, marzo 27). Tales “cimientos” lo interpretamos desde la ética del diálogo, el aprendizaje dialogado horizontal y verticalmente. Tener un marco ético común. Aprender en conjunto es fraguar una sociedad colaborativa.

“La verdad os hará libres” proclamó Jesús, Maestro de la vida. Jesús vivió bajo el imperio romano: “dad al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios”. Y, bajo el imperio romano encarnó la solidaridad, amó la condición humana aún en su crucifixión, lavó los pies de sus discípulos, ¡la omnipotencia divina reverbera en su humildad! Inclinarse ante el prójimo para fraternizarlo y abrirle los ojos al ciego de nacimiento que gritaba a Jesús por ver, ver la verdad. Aprender a ver más allá de las apariencias… ¿Qué es la Navidad, la Semana Santa en el mundo, si no es el faro, el nítido lucero del llamado, cual llama fulgurante? La humanidad vino a convivir en armonía este planeta evolucionado desde 15 mil millones de siglos… La energía se desplegó en materia desde el Big Bang para reeditarse en nosotros, y continuar su evolución ascendente de seres humanos en convivencia. Si hemos sido engendrados por amor, el amor es nuestro destino común. La madre natura nos nutre, nos reviste y lo proclama.

No rendirse ante el absurdo: llegar al más hermoso de los planetas para atormentarnos, trastornarnos unos a otros…



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