lunes, 17 de agosto de 2020

La Flor de Loto y Nosotros…

 

 


Pedro Aranda Astudillo   Fundador de la Corporación Gen

Si bien el Reino Vegetal se nutre de desechos por sus raíces, la Flor de Loto es tan singular que las sabidurías ancestrales la invistieron  de un sentido sagrado. Presente en los jeroglifos del mundo oriental. Sus semillas son longevas y reposan en aguas cenegadas, en fangos, turbias de lodo.  Para el Budismo y el Hinduismo  les representa “la iluminación”, la “impecabilidad” que emerge de las condiciones más contrarias a su esplendor, a su belleza, a su fertilidad.

Nuestra humanidad ha sido cual Flor de Loto: Son innumerables las personas que desde sus condiciones más precarias se han erguido como faros para el mundo. Más aún, han dado sus vidas dejando sus estelas sapienciales, han sido emblemas de liberación de sus pueblos. Insoslayable es no mencionar Aquel hijo de carpintero, que inflexionó la historia, asumió el ciénago de la maldad humana con su bondad y fue crucificado, pero igual  afloró abriendo sus brazos de paz para la fraternidad humana.

Las realidades que han rumbado nuestra existencia  ya no solo pertenecen a individualidades ejemplares, nos convertimos en “hombre lobo para el hombre”, sentencia grabada en las incesantes guerras, en las carreras nihilistas de las armas, en los abismos entre los que más tienen y los que tienen menos. Nuestro planeta,  el más maravilloso del sistema solar, su armonía   está  convulsionada por las incoherencias de sus huéspedes.

De tantas violaciones a la madre tierra, hoy nos saca un virus que nos  trastornó nuestras cualidades humanas más propias:  respirar libremente, abrazarnos, aislarnos entre nosotros, desplomarnos de nuestras seguridades… . 

¿Podremos resurgir como personas, como sociedad para una renovada convivencia?

Pablo Neruda versaba: ”la vida es un pez preparada para ser pájaro”. Nosotros, pese a la sumisión que estamos, escuchamos los latidos de nuestro corazón (¡quizás como nunca antes!),  latidos que sean como de las raíces donde fluye la vida que puja  incesantemente hacia el sol. Sentir la vida por nuestras venas a cada  respiración, a cada inspiración por donde nos entre la belleza del bien vivir, del compartir,  nos  sobrepondría a la pesadumbre de nuestras limitaciones, al peso de nuestros egoísmos… No es anodino sentirlo, ha sido el impulso de pueblos y naciones que se han levantado de sus devastaciones…

Si la Flor de Loto  desde su sublime humildad y elegancia ha sido inspiración de sólidas culturas ¿no es ya la ocasión de aprender de nuestros ancestros fieles a sus ejemplares raíces?  Escuchar los mensajes inenarrables de la madre naturaleza.  Nacimos de ella, pero al corto andar le dimos la espalda e hicimos un mundo  inmundo… Cabe aquella parábola del hijo que dilapidó los bienes recibido de sus padres, al quedarse vacío…  retornó a su fuente de vida que lo esperaba… 

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