La Naturaleza llama:
ser recíprocos…
28 de Junio 2020
Pedro Aranda Astudillo
Fundador de la Corporación Gen
Albert Einstein: “Vivimos en el mundo cuando amamos.
Sólo una
vida vivida para los demás merece la pena ser vivida”.
El científico de la
Física más prominente del siglo XX
identifica la vida con la capacidad de amar y que se plasma en servir a
los demás.
A su vez confesaba “que lo
arrebataba los innumerables secretos de la armonía del universo”.
La armonía de la naturaleza resplandece entre sus oponentes:
sol y luna, mar y tierra, masculinidad feminidad, hermafrotidismo, fuego agua, mente corazón, infinitos etcéteras… La vida es el “tejido
mágico” de relaciones, de reciprocidades, de complementaciones, lo contrario a
ella: lo que repulsa y nos repulsa.
Los humanos en nuestra travesía por siglos evidenciamos que
fuera de nuestros nidos hogareños vivimos en confrontaciones e incluso también en
las familias. No soportamos las
oposiciones, ¿enclaustrados en nuestros
egos?
No escondamos nuestras cabezas: enfrentémonos al cambio radical en la convivencia humana que
implica la convivencia con nuestra casa común.
La pandemia que nos azota,
nos tendrá en el suelo por las caídas económicas, caídas de
instituciones, caídas de paradigmas nos obligarán inevitablemente a redescubrir
qué es vivir humanamente. Veníamos en
una pendiente deshumanizante y global sin frenos… se acuñó la imagen de la sociedad del
cansancio, de la sociedad líquida con pérdidas de valores, el ultraje a la
madre tierra…
La sabiduría einsteniana
nos lleva a desentrañar la
armonía del universo donde podamos
reencausarnos. Aprender de la madre naturaleza es aprender con ella cómo teje
la vida.
Mejor aún será aprender a ver y sentir juntos cómo el tejido vital
recorre toda la naturaleza desde las raíces de los árboles que se nutren de
desechos, se empinan hacia el sol,
purifican nuestra atmósfera y sirven de hogar a la flora y fauna… Todos los cuerpos
orgánicos son un entretejido infinito de órganos internos que entran a
relacionarse con sus entornos…. .
Hasta ahora los humanos dominaron la tierra: ¡Alto! dijo el
Covid-19 ahora será la dueña de casa que pondrá el orden en nuestra casa común.
Fueron miles de millones de años que se tejió este planeta para que los humanos
y sus compañeros de flora y fauna
existieran en la armonía, y la vida
tuviera su sentido.
No menos difícil será este reaprendizaje pues hasta nos
acomodamos a vivir en confrontaciones tanto bélicas como ideológicas,
religiosas. Era lo normal: “la vida era
así”, “algo absurda” pero hay que asumirla, “los recursos de la tierra son para
explotarlos”, “los costos del desarrollo son inevitables, como las
contaminaciones” que soslayó la COP 25
en España 2019.
Si la naturaleza fuera, como hemos vivido los humanos, sería
lo mismo tener sed sin que exista el
agua.
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