sábado, 9 de mayo de 2020

El Poder versus La Vida




Pedro Aranda Astudillo.  Fundador de la Corporación Gen.

8 de Mayo 2020

Este enigmático Covid -19 cuestionado si es natural o de un laboratorio chino nos atisba sensaciones apocalípticas. 
Nuestro planeta ha sufrido cinco cataclismos y la vida continúa.  Pero  ahora nos  enfrentamos  a la desarticulación de todo nuestro montaje civilizatorio con sus consecuencias pertinentes…

Nuestro sistema social se ha basado  y se basa en la capacidad de ejercer los  poderes que cada cual posee: desde sus albores los humanos han fabricado sus instrumentos para domeñar la tierra, su flora y fauna.  Ejercer poder ha sido siempre el estímulo que se ha creado el ser humano para ser relevante en sus ámbitos sociales:  desde sus flechas a las armas nucleares,  la implantación del dogma de la competencia de imponerse frente a otro, más aún si es un oponente sea en el mundo financiero – comercial, deportes, en relaciones humanas.  
Qué decir del mundo político en sus candentes afanes de poder, y, no menos de los poderes religiosos. Todo orbita en un insaciable tener más y por ende sobre otros. ¿”El poder ciega”? Marshall Mac Luchan pontificó:  “formamos herramientas y ellas nos forman a nosotros”…. 
Nuestra cuna cultural de la Grecia Antigua en sus obras literarias es una constante los debates entre los humanos y sus dioses, la más sobresaliente “Prometeo es encadenado” por su insumisión a  Zeus. En el Génesis bíblico: Adán y Eva “seducidos a ser como Dios…”.   Federico Nietzsche (1844-1900) reconocido como uno de los filósofos más prominente,  glorificó “La Voluntad de Poder infinito” como lo esencial del ser humano. 

Siguiendo esta “serie” de refrendar el poder humano viene a concluir con el transhumanismo que nos trae la Inteligencia Artificial con sus múltiples aplicaciones que eclipsarían las gestas del poder humano.

El poder de dominación es insaciable. Nuestra historia ancla eventos donde este poder se obnubila atrozmente. Aquél Jesús, que inflexionó la historia, su vida pública fue plena de obras y mensajes de amor. 
El poder religioso y el imperio romano  se vieron amenazados ante los adherentes que sumaba,  por ello fue sometido al juicio popular con Barrabás… condenado a transportar su cruz, crucificado y mofado con una “corona” de espinas sobrepuesta a su cabeza. Son muchos los seres humanos de buen vivir que han sido marginados, encarcelados, torturados, asesinados,  el ensañamiento contra Jesús fue de un sadismo incalificable.

En este clímax histórico de nuestra humanidad obligada a enmascarar su rostro,  como nunca antes se confronta ante su destino: recupera la naturaleza de su conciencia de convivencia fraternal y de íntima relación con su madre natura o  se irá abortando a sí misma…  Valga reconocer esta conciencia “se ha tenido” en la Declaración de los Derechos Humanos”… mas de la mente al corazón no ha bajado, de la moral a la ética.

Las experiencias de con fin amientos en todo el mundo nos ha desnudado nuestra más absoluta impotencia, asomarnos desde el poder a la nada misma… vernos ante “el fin” que esconde esta misma palabra….  Experiencia local y global que jamás olvidemos porque fuimos creados para reunirnos.

Este ente invisible, vital y mortal nos  obligó  poner la vida  en el objetivo central de la sociedad humana.  Nuestra afamada escritora Isabel Allende decía que la “vida es un bullicio entre dos grandes silencios”.   Bullicio,  que interpretamos de trajines incesantes, de prisas, de ansiedades de poder que nos tropieza unos con otros… Paul Claudel  en coherencia con la vida versaba: “La vida nos ha sido dada… ¿de qué sirve si no es para darla?

Mientras el poder posesivo busca la vida para sí, la vida se difunde por sí misma…  toda la madre naturaleza nos enseña con su gratuidad que es un don de sí misma… prolifera hasta en los intersticios de las piedras,  nos nutre, nos enseña a colaborarnos pues es un tejido de relaciones que todo une, integra y diversifica… Crece y se desarrolla desde dentro hacia el mundo… como todo nacimiento, como todo fruto entrañado en sus raíces para florecer… Esta vida que se “auto trasciende” como lo imaginó Pablo Neruda:  ”la vida es un pez preparada para ser pájaro”.

La vida no requiere de “intermediarios”,  de mediaciones.. es directa,  todo es cara a cara, cuerpo a cuerpo, el flujo de miradas sobrepasa a las palabras, los mensajes entre nuestras manos,   la comunicación como encuentro de hallar lo que nos es común, sintonías… empatías, simpatías… ver con los ojos del otro… Y qué decir nuestras relaciones con el mundo animado de los animales…  ánimas que se entienden con nuestras almas… los susurros de toda la naturaleza cómo recrean nuestros sentidos, la belleza cósmica que nos lleva a empinarnos más allá de las estrellas.

Sentir que sentimos  ¿no es el pálpito vital más sublime de nuestra trascendencia? Cuando decimos “nosotros”, nos-otros ,  queremos decir también que somos como un coro de variadas voces unidas por la melodía de propósitos comunes. Sentir que siento, me brindo en el sentido de mi propia pertenencia. Sentir que siento es toda la vida que adquiere su voz. ¡La vida es una plenitud de manifestaciones  e irreprimibles!, lo contrario es como reprimir un llanto de dolor o de alegría…    

Somos un solo cuerpo planetario, todos somos uno. También cada cual puede reconciliar su mente con su corazón y sus manos, entonces asumimos: el poder se allana en el poder servir, compartir  y  trenzar las  voluntades donde juntas  respirarán a lo ancho sus cimas.   Recuperemos nuestro sentido de vivir que hemos perdido…


El coronavirus pululando,  imperando en todos los rincones del planeta es un mensaje preclaro a los humanos que si queremos volver abrazarnos sin miedo debemos reconocer que “somos olas del mismo mar, hojas del mismo árbol, flores del mismo jardín”, pues él ha derribado todas las barreras que nos idiotizaron.  

Ser un continente humano y no un archipiélago de individuos….  Cuidar nuestra casa común  pero  aprender de ella…  Nuestra mansión es incomparable a todos los planetas que la circundan,  pero antes de ir a ellos,  cambiemos las armas por pan y así quizás no nos  avergonzaremos cuando nos visiten los amigos extraterrestres… 

Sabemos de los miles de miles de millones invertidos en astronomía… también nos han incrementado los beneficios de vida en nuestra tierra… pero  no deja de ser insoslayable que  como especie humana no hemos dado  el  °salto°  hacia una humanidad de seres colaborativos, de desarrollos sustentables que las Naciones Unidas se propuso con sus 17 objetivos para que nadie se quede atrás… “El TODOS A LA MESA”…

Este lucero ahora estaría brillando en las conciencias: aprendiendo de todos quienes están “exponiendo” sus vidas al servicio público…  y a su vez como sociedad conjuguemos el verbo de la reciprocidad:  “de ti aprendí, a ti te di, juntos compartimos, de esto vivimos”.

   

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